
...para serme piedra...
Lloren,
que el cielo
vestido de celeste espuma
abrazando se halla
a un astro reidor.
Que ríen los jardines,
sus rosas y claveles,
gladiolos girasoles,
riendo a su sentir.
Lloren,
que cantan con más fuerza mis delirios,
que hacen la vez de aves,
de mares infinitos,
de aromas que empujados por el viento
realizan un viaje ruiseñor;
que se mece entre mis dedos
como buscando escaparse de mis labios,
de mis tactos y demencias,
la lírica y lasciva inspiración.
Porque siempre, siempre y siempre,
como juzgándose al juego de escribir,
se enjugan y rebalsan de ironía
los versos que hoy vuelven a brotar
como un nudillo en el tallo de una flor.
Lloren,
que hoy mi alma vuelve a liberarse,
como rayo crepuscular se escapa entre mis huesos,
me hace sentir
sol lluvia tempestad,
mi alma se escapa nadando entre mis ríos,
sumergiéndose en la tierra
de un calcio que es más polvo
cuando no siente su agonía;
se escapa como ave de su humana jaula
y emprende un caminar
donde el espacio es relativo
y, el tiempo sin final.
Lloren mis colores,
lloren mis fieles compañeras,
que soy humano y no mortal.
Lloren mis dolores,
lloren y mucho
…que pronto morirán.
.
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