domingo, 30 de mayo de 2010

¡MUJER HERMOSA, DÉJAME VIVIR!


Sus párpados son pétalos de rosa, sus labios delicioso fruto, un néctar tropical.

Su figura está hecha de grana y de clavel.

Su aroma es el aroma de las flores,
su perfume es el perfume de los ángeles,
¡wow!, ¡mujer hermosa, déjame vivir!

¡Cuán horrible es la belleza a su costado!
¡Cuán fea es la perfección al lado suyo!
La quiero demasiado y aún la quiero.

Su sombra es luz proyectada en las paredes ya caídas de mi mente destruida, siento su calor protegiéndome la piel.
Ya no quiero que amanezca, ya no quiero.

A veces y en mi mente la desnudo,
libero a su alma de esa prisión llamada cuerpo y la llevo a volar conmigo
muy juntos los dos al infinito.

Me encanta la forma de sus labios,
sus pequeños ojos negros,
su piel brillante. Me encanta todo de ella, absolutamente todo.

Su voz es paz, es religión, es un crepúsculo de amor.

No me niegues el cielo que duerme debajo de tu frente,
no me niegues la miel que yace abandonada entre tus mejillas;
¡wow!, ¡mujer hermosa, déjame vivir!


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